La innovaciĆ³n no se compra
Estamos en un momento en que la palabra innovaciĆ³n parece imprescindible cuando hablamos de escuela y de educaciĆ³n. Y tengo claro que lo es. Pero parece que si no aplicamos el adjetivo innovador a cualquiera de los sustantivos del mundo educativo, estamos fuera de juego.
Y esto lo saben las escuelas y sus equipos directivos. Si no hablan de su centro como una escuela innovadora, que tiene maestros innovadores y que hace proyectos y tareas innovadoras, tienen miedo de perder cuota de mercado en el momento de las inscripciones. Es cuando la palabra innovaciĆ³n corre el riesgo de quedar reducida a una cuestiĆ³n de marketing.
Porque muchas editoriales tambiĆ©n han visto la importancia que ha adquirido esta palabra. Y han visto el negocio. En un momento en que el negocio de los libros de texto se resiente (por la socializaciĆ³n o porque los maestros deciden abandonarlos), las editoriales empiezan a vender otros materiales. Eso sĆ, materiales totalmente innovadores… Libros digitales innovadores, proyectos innovadores, materiales innovadores, tecnologĆa innovadora… Cualquier cosa que les permita continuar manteniendo su negocio.
Y en muchos casos, la comodidad de los maestros o de los equipos directivos hace que se sustituyan libros de determinadas materias por otro Ā«material innovadorĀ» ofrecido por una editorial. Editorial que, demasiado a menudo, lo Ćŗnico que ha hecho ha sido modificar ligeramente materiales antiguos.
Pero el gran problema es que estos materiales innovadores no han sido creados ni diseƱados por los maestros pensando en sus alumnos y sus necesidades, con lo cual, los problemas antiguos se vuelven a reproducir.
No importa que esos material utilicen la tecnologĆa mĆ”s moderna… La tecnologĆa puede ser moderna, pero la clave son las actividades de enseƱanza-aprendizaje. Es fĆ”cil encontrar empresas que estĆ”n disfrazando de innovadoras algunas actividades que se hicieron con ordenadores en los aƱos 80. EstĆ”n volviendo a la enseƱanza asistida por ordenador que tuvo Ć©xito en los inicios de la tecnologĆa educativa. Actividades repetitivas de ejercitaciĆ³n y prĆ”ctica que se basan en los postulados conductistas, muy alejados del constructivismo que deberĆa impregnar al proceso de aprendizaje.
No. La innovaciĆ³n no se compra. La innovaciĆ³n tiene que surgir de un claustro de profesores que crea en ella, que la haga suya y que empiece a impregnar el dĆa a dĆa de la escuela.
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