El Gavà de los años 20 (5)
«Pero sólo tres días después, el impacto fue mucho más violento y determinante. Joan Soler esperaba a Martí a la salida de la fábrica Roca. En un primer momento intentó disimular su presencia quedándose rezagado en un grupo de trabajadores que hablaba relajadamente después de una dura jornada. Y aunque estuvo con ellos más de cinco minutos sin dejar de mirar de reojo a su cuñado, finalmente se vio interpelado por la voz recia de Soler.»
«—No sería mala idea… Yo no quiero hacer de pagès. Me encanta el campo, respirar la tierra y las verduras que crecen en él, pero no me gusta ese trabajo. No quiero ser como nuestro padre: un esclavo de la tierra. Necesito vivir otra vida. El campo ya lo sufrimos en casa, Benet.»
«Los dos hermanos hacía poco más de un año que pertenecían a La Igualtat, la sociedad coral que se formó con la excusa de poner música a la inauguración de la Rambla y de la estación cuando casi cuarenta años atrás llegó el ferrocarril a Gavà. Aquel coro, formado por campesinos, artesanos y obreros, había ido intensificando sus actividades con el paso del tiempo y en esas fechas ya era todo un referente en la población. Seguían reuniéndose en el Cafè del Centre que regentaba Ernest Bruach.»
«La fiesta de Els Tres Tombs se realizaba en honor de San Antonio Abad, que se celebraba al día siguiente. Era una de las festividades más multitudinarias del pueblo, a pesar de que coincidía con la “Semana de los barbudos”, la más fría del año según la tradición. Pero no había temperatura que evitara que la mayor parte de los gavanenses salieran aquel día a la calle a festejar con alegría aquella jornada. […]
A las once de la mañana, toda la familia fue a la misa en honor del santo. A la salida, comenzó el desfile de los carruajes y del resto de animales. Era la primera vuelta al recorrido por algunas de las calles más céntricas del pueblo, el primer tomb, y al pasar por la puerta de la iglesia, el capellán los bendecía. Tres veces realizaban el itinerario ante la admiración de los vecinos que se agolpaban a lado y lado de las calles.»
«Y las casualidades quisieron que el 1 de abril la muerte volviera a aproximarse a él como una novia celosa y posesiva, en el mediodía de aquel Domingo de Resurrección. La coral La Igualtat había sido invitada por Artur Costa a cantar caramelles en el American Lake. El maestro Novi había preparado durante el último mes unas cuantas de aquellas canciones populares que se cantaban por Pascua y Martí había encontrado en los ensayos una verdadera válvula de escape para su abatimiento. Así que, después de la misa, el grupo marchó hacia el parque, donde a partir de la una y media cantarían para Costa y los visitantes del centro recreativo. […]
En el grupo había un encargado de llevar el cesto que estaba atado al final de una vara larga y adornada de cintas. Al final de concierto, sería el encargado de acercarla al balcón para que el homenajeado dejara su donativo.»
«Cuando llegaron, el Casino estaba ya a rebosar de jóvenes que bailaban con las habaneras y los pasodobles que tocaba la banda de música de Els Blancs. Accedieron a la pista de baile en la que se convertía en invierno la platea de la sala de teatro una vez desmontaban todas las butacas. Martí conocía a la mayoría de los músicos que había en el escenario, ya que compartía con ellos muchas tardes en el Cafè del Centre. Aunque oficialmente aquella banda se llamaba Joventut Artística Gavanenca, desde siempre todos se referían a ella con el color níveo de los trajes que ellos mismos se costeaban.»