El Gavà de los años 20 (2)

«Debía tener un año menos que él y hasta ese momento prácticamente no le había prestado atención, aunque la veía casi cada día en la puerta de la primera vivienda de la vecina calle San Isidro. La familia Soler residía en una de aquellas cuatro casas homogéneas que se construyeron a continuación de la finca de Rosich cuando se abrió la calle a principios de siglo.»
La calle Sant Isidre se abrió en 1882, dividiendo en dos partes la finca Comas i Sauleda, que pertenecía a la familia Lluch. A partir de ese momento los Lluch empezaron a vender solares para la construcción de casas.

«La vivienda era grande pero pobre, como la vida, como la esperanza. Hecha de aquella pobreza que sólo da la dignidad, construida con los retales robados a los años. La habían levantado sus abuelos y sus padres poca cosa podían hacer más que intentar que las paredes se mantuvieran erguidas. Una casa humilde, como todas las de aquella calle San Nicasio, sencilla, sin balcones, de fachada blanca y de la que emanaba la integridad de toda una existencia.»
La calle Sant Nicasi es una de las más antiguas de Gavà. A finales del siglo XVI sólo estaba edificado el tramo de la actual Plaça de la Bogeria, donde estaba la masía Comes. Entre 1761 y 1767, los propietarios parcelan ese terreno para construir casas. Se configura entonces el antiguo raval de Calders.
A mediados del XIX se construyeron casas en el lado de poniente de la calle. Y en 1882 Salvador Lluch levanta las primeras casa en el otro lado de la calle.

«—Sí que lo hacen bien, sí… Son capaces de hacer bailar a los muertos dentro de los ataúdes del tío Perico —rió Martí al referirse así al director de la banda, Josep Roselló que se dedicaba a construir féretros en su casa de la calle Cap de Creus y que les servía también de lugar de ensayo.»
La calle Cap de Creus, junto con el raval de Molins y las calles de Sant Pere y Major, formaba parte del núcleo medieval del pueblo y es una de las más antiguas de Gavà.
Popularmente, durante mucho tiempo se la conoció como calle de Cuyàs, porque a finales del siglo XIX ese señor construyó una promoción de diez viviendas de planta baja y un piso.
En 1921 pasó a llamarse calle de Jaume I hasta 1939, cuando el nombre fue sustituído por el de Juan Badosa. En 1979 recuperó su antiguo nombre.

«Y dio media vuelta en dirección a la Calle Mayor, mezclándose entre la gente y desapareciendo de la vista de Martí al aprovechar la forma serpenteante de aquella vía. Los edificios se habían ido levantando a ambos lados sin hacer caso a ningún plan urbanístico.»
Antiguamente en Gavà no había calles… El pueblo se organizaba en pequeños ravales como el de Molins, el de Fuentes, el de Calders y el de la Palla. El carrer Major formaba parte de éste último. Estos ravales crecían a medida que se iban construyendo casas y se formaban las calles. Una de las primeras vías que se formaron fue la calle Major, hacia el siglo XVI.
Por esa calle pasaba una antigua vía romana que arrancaba en Barcelona.

«Benet se había detenido en la fuente que había en la calle Santa Gertrudis, justo enfrente del Cafè del Centre. El agua estaba fresquísima, pero no consiguió sofocar la turbación que sentía después de escuchar a su hermano.»
La actual calle del Centre fue bautizada en 1882 con el nombre de Santa Gertrudis.
A lo largo de la calle se construyeron algunos de los edificios más emblemáticos del pueblo: el jardín de la familia Lluch, el Casino, la torre de la familia Balaguer, el Ayuntamiento inaugurado en 1927…
Durante la República, en 1933, se cambio el nombre por el de calle de Francesc Macià. En 1939 y durante toda la época franquista, pasó a denominarse calle de Jaime Badosa.
Una vez reestablecida la democracia pasó a denominarse calle del Centre.

«—Tendrías que acompañarnos en una acción, Rovira. Dentro de tres días… El día 28 te recogemos a las tres de la tarde en la puerta de la fábrica Roca. Pide un permiso para salir antes. Tenemos que ir a Barcelona.»
La fábrica Roca se instaló en Gavà a principios de 1917 porque los propietarios, que tenían una fragua en Manlleu, vieron en el pueblo una oportunidad de progreso debido a la poca distancia que estaba de Barcelona y por la buena comunicación, tanto por carretera como por ferrocarril. Además, disponía de abundante agua y era fácil conseguir arena, cosa que era imprescindible para realizar los moldes de los radiadores.
En 1925, comienzan a comercializar las bañeras de fundición y la empresa se convierte en sociedad anónima con el nombre de Compañía Roca Radiadores SA.

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