El Gavà de los años 20 (4)

«Seguían reuniéndose en el Cafè del Centre que regentaba Ernest Bruach y estaba situado en la esquina de la calle Santa Gertrudis con la de San Isidro. De hecho habían sido los propietarios del café los que regalaron el primer estandarte al grupo. […]
Los Bruach siempre se habían preocupado por organizar actividades culturales y no era extraño que se celebraran tertulias y espectáculos teatrales y musicales. Además de baile, claro, los domingos por la tarde.»
El Cafè del Centre se encontraba situado en el edificio que hoy en día ocupa el Casal Municipal de la calle Sant Isidre, que fue inaugurado en 1995.

«Martí no acostumbraba a entrar en el Cafè de la Plaça. Él siempre se había sentido más cómodo en el Cafè del Centre, donde se reunía la gente más progresista del pueblo. El de la plaza estaba reservado a la burguesía y los catalanistas seguidores de la Lliga Regionalista. Allí era normal encontrar a Salvador Lluch y a Artur Costa haciendo ostentación de su poder económico.»
El Cafè de la Plaça se encontraba en la calle Salvador Lluch, a la altura del Pasaje del mercado que va a dar a la Rambla. En ese espacio estuvo en los años setenta la Biblioteca municipal.

«A la altura de la masía de can Pere Bori, a pocos centenares de metros del pueblo, se detuvo a hablar con Joan y Ana, los encargados de aquella magnífica casa solariega, que salían con un cesto lleno de huevos ella y dos pollos en una mano él. Era un edificio espectacular, enorme, imponente. De tres plantas y de estilo neoclásico, se elevaba solemne entre algarrobos y olivos.»
La desaparecida masía de Can Pere Bori tiene el origen en una fortaleza medieval. A inicios del siglo XIX fue adquirida por la familia Carreras, administradores de la baronía de Eramprunyà, que hizo reformas y la utili0zó como segunda residencia.
En 1937, y durante breve tiempo, la casa acogió las escuela de Ignasi Iglésies, pero una vez acabada la Guerra Civil, se convirtió en cuartel militar. Tras la estancia de los militares, la casa estuvo totalmente abandonada y fue ocupada por familias de escasos recursos, mayoritareamente de raza gitana.
Fue derribada en la década de los setenta y allí se edificó toda la zona de la Plaça Catalunya.

«Pero lo importante para Martí fue que dicha empresa requería un elevado número de mano de obra femenina, de manera que Anna se animó a entrar a trabajar como tejedora. Las condiciones de trabajo eran duras, pues incluso el sábado era día laborable, pero al menos tenia un sueldo un poco más elevado que las chicas que se encargaban sólo de cambiar las bobinas de hilo. Pasados unos meses, Anna estaba contenta con la decisión que había tomado.»
En 1927 se puso en marcha en Gavà la empresa Manufacturas Serra y Balet, del ramo textil y que se iba a dedicar a la confección de pana. La esposa de Josep Serra, uno de los socios de la empresa, era Magdalena Trías, una importante terrateniente de Gavà y con buenas relaciones con el Ayuntamiento, que había conseguido unas permutas para poder llevar a cabo la edificación.
La puerta de acceso es lo único que se conserva hoy en día junto a la carretera de Santa Creu de Calafell.

«A pocos metros de aquella explanada, de una roca manaba un chorrito de agua. Aquella era la famosa Font del Ferro. Una imagen de la Inmaculada Concepción, hecha con azulejos de cerámica, presidía el manantial.
A Martí no le gustaba demasiado el agua de aquella fuente. Cerca de allí había unas antiguas minas de hierro y eso propiciaba que el agua que manaba tuviera un elevado contenido de ese mineral, cosa que le daba un sabor áspero. Aunque los médicos decían que aquel agua tenía propiedades medicinales y que ayudaba a curar ciertas enfermedades, Blauet prefería no beberla.»
La Font del Ferro se encuentra en la vertiente norte de la sierra de Rocabruna, rodeada de una espesa vegetación formada de árboles y arbustos. Se accede siguiendo el camino de la sierra de las Ferreres hasta llegar al camino del Fons del Fangar.
La proximidad de unas antiguas minas de hierro propició que de la fuente manara un agua con un elevado contenido del mineral que, especialmente en el siglo XVIII, despertó el interés de diversos científicos.
En aquella época, algunos médicos recetaban beber agua de la fuente para curar ciertas enfermedades.

«En honor a su madre, la finca recibió el nombre de Villa Carmen. Se trataba de una majestuosa residencia de planta cuadrada y de estilo neoclásico situada a las afueras del pueblo. La puerta de entrada a la mansión estaba ubicada en una torre que dividía a lado y lado el edificio. En la primera planta destacaban tres balcones con arcos deprimidos cóncavos en los dinteles. La torre central, que sobresalía por encima de la planta de las buhardillas, tenia tres ventanas altas con arcos de medio punto antes de acabar en unas almenas. La fachada era de obra vista, con decoraciones dentadas de piedra en los bordes y en las zonas de balcones y ventanas.»
La Torre, residencia de Artur Costa y su familia, es uno de los pocos vestigios que quedan en Gavà de lo que fuera el American Lake. Tras pasar por diversos usos, hoy en día es un equipamiento municipal.

«Dejando a su espalda la casa de los propietarios, el grupo se dirigió hacia la izquierda, donde Costa les anunció el bosque ajardinado. Se trataba de un bosquecillo de pinos y chopos que se extendía desde la mansión hasta la casa de los porteros.
A Ramón le encantaba pasear entre aquellos árboles y respirar los olores de las plantas aromáticas que inundaban el aire de fragancias agradables a los sentidos.»
El parque que aloja el Club Sant Jordi, entre la calle Ángela Roca y la carretera, conserva algunos de los árboles que poblaban el bosque ajardinado del American Lake.

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